Los que no me conocéis, me llamáis por su nombre, pero la realidad es otra bien distinta.
No recuerdo el día que nombré por primera vez "La flor de Catalina", pero lo que sí recuerdo, es el motivo por el que me vino a la cabeza.
Todo surgió por un momento de necesidad, necesidad de crear y de ser yo misma.
Y por supuesto, por la necesidad de cubrir una carencia que estaba dispuesta a saciar, ¡las invitaciones de boda!
Desde la primera invitación de boda que diseñé a unos amigos hace ya 4 años, supe que algún día debía de tomarme en serio a mi misma.
Y aunque he tardado un tiempo en dar mis primeros pasos, hoy puedo decir que estoy feliz porque el momento de lanzarme haya sido justo ahora, en esta situación... en este lugar y sobre todo bautizado con este nombre, Catalina.
¿Y por qué Catalina?
Sta Catalina se llamaba mi primer colegio en Madrid.
Catalina, una de las hijas de los Reyes Católicos, un nombre y una historia que me encanta.
Sta Catalina también es el nombre del barrio cercano a casa aquí en Palma... y dónde realmente me imaginé e idee este personaje, que en realidad no es otra persona que yo misma.
Crear con las manos cosas bonitas, crear desde el corazón y para el corazón, me parece sin ninguna duda una gran muestra de amor reciproca.
Dar rienda suelta a la imaginación y conseguir emocionar a mis novios del mismo modo en el que lo hago yo cada vez que culmino una de mis creaciones.
Y no podía ser de otra manera, amante del diseño elegí este sector que tanto me hace soñar y siempre he tenido tan presente para enamorar a los novios con los pequeños detalles que formarán parte de su boda.
¿Y qué me dices de su flor?
La flor de catalina, es la delicadeza, es el pequeño detalle, es la naturaleza... es la sencillez o simpleza.
Es el color y la luz que entra tímida a media tarde.
Son los paseos entre callejuelas, son la brisa y el pelo suelto... es simplemente la admiración por las cosas bonitas.
Todo esto es La flor de Catalina.
Ruth.
Eres todo dulzura. Muchísimo éxito ♥️